Abu Hurairah, que Al-ah Esté complacido con él, reportó que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Si un hombre, cuya práctica de la religión y conducta moral os agrada, viene a pedir en matrimonio a vuestra hija, dásela en matrimonio; de lo contrario, prevalecerá el mal y se esparcirá una gran corrupción sobre la tierra”.[At Tirmidhi e Ibn Mayah]
El Imam As-Sindi, que Al-lah le De Su perdón, comentó acerca de esta narración, diciendo: “El compromiso religioso de una persona, asegura el cumplimiento de sus obligaciones, y su buena conducta moral asegura su trato amable hacia los demás”.
El esparcimiento de la corrupción y la maldad, es el resultado natural del actuar de la gente que rechaza casar a sus hijas con hombres cuya práctica religiosa y conducta moral son buenas; en lugar de eso, prefieren casarlas con quienes tienen más riqueza o un linaje más honorable. Como consecuencia de esto, muchos hombres y mujeres jóvenes permanecen solteros, lo cual hace que prevalezca la fornicación, abunde la inmoralidad y se desvanezca la castidad.
El Imam At-Tibi, que Al-lah le Dé Su perdón, dijo: “Esta narración apoya el fallo del Imam Malik por sobre los otros, en el cual él dijo que el criterio de idoneidad para el matrimonio debe estar basado únicamente en la práctica religiosa y la conducta moral”.
Algunos sabios del Islam han afirmado que, si el tutor o guardián de una mujer rechaza repetidamente a los hombres que la piden en matrimonio, por razones que no son islámicamente legales, puede ser anulado su derecho de tutela.
Algunas mujeres imponen condiciones imposibles para sus futuros esposos, como que se memoricen el Corán entero, así como las colecciones de Hadiz de Al Bujari, Muslim, etc. Más aún, algunas de ellas llegan incluso a exigir un hombre cuyo carácter sea como el del Imam Al Bujari, que Al-lah le Dé Su perdón.
Esto es totalmente incorrecto, todo lo que un hombre debe cumplir son las dos condiciones mencionadas en la anterior narración, las cuales son: la práctica religiosa y su elevado carácter moral.
¿Cómo pueden los hombres y las mujeres virtuosos ser unidos en matrimonio?
Los hombres y mujeres virtuosos en la comunidad deben desempeñar un papel firme en esto. Por ejemplo, la esposa debe convertirse en un contacto para las mujeres y el esposo para los hombres. Las mujeres no deben dejar de lado la condición de que el hombre sea religioso con el pretexto de que ellas se esforzarán para transformarlo en un hombre virtuoso después de casarse; a menos que él sea conocido por practicar, de forma general, sus obligaciones religiosas, tener un noble carácter y apartarse de los pecados. En tal caso, él puede ser un candidato digno de considerar.
La posición de la gente cuando es preguntada acerca del pretendiente
Algunas personas, cuando se les pregunta acerca de un hombre que ha pedido a su hija en matrimonio, dan respuestas generales y evitan ser precisos. Dicen cosas como: “Es un buen hombre”, “es una persona amable”, su padre es un buen hombre y su abuelo era religioso”, “se espera mucho bien de él, y es bien parecido”, “es bien educado y rico”, etc. Es después que se realiza el matrimonio que la amarga realidad sale a la luz y la joven mujer lo llega a conocer como realmente es, cuando ya es demasiado tarde.
Otros, esconden las faltas del pretendiente cuando se les pregunta por él, por temor a lo que él pueda hacer si se entera, o porque piensan que lo pueden estar difamando; pero el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, cuando Fátima Bint Qays, que Al-lah Esté complacido con ella, le preguntó acerca de dos compañeros que le habían propuesto matrimonio, dijo: “Abu Yahm es un hombre que nunca baja su vara (es decir, golpea a sus esposas), y en cuanto a Abu Sufian, él es extremadamente pobre y no posee ninguna riqueza”. Ella dijo: “No me gustan ninguno de los dos”. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, le dijo: “Cásate con Usama Bin Zaid”. Así que ella se casó con él y Al-lah bendijo su matrimonio, otorgándole una vida feliz.
Quién es interrogado debe aclarar todo lo que sabe sobre el pretendiente, sin exageración, y debe ser temeroso de Al-lah respecto a lo que dice. Debe mencionar sus méritos así como sus defectos; debe mencionar sólo las cosas de las que tiene certeza y actuar como si la mujer fuese su propia hija o hermana. Esto es porque el matrimonio es un compromiso a largo plazo, y no uno momentáneo o temporal. Se espera que el matrimonio sea una relación que perdure hasta la muerte, a menos que exista una razón válida para romperla antes; el divorcio frecuentemente ocurre cuando la gente casa a sus hijas con una persona a quien no conocer lo suficientemente bien.
La conducta de algunas mujeres jóvenes que buscan casarse
Algunas muchachas se ofrecen a sí mismas a los jóvenes a través del teléfono, lo cual es desastroso ya que el hombre podría se un pecador, y algunos pecados son más letales que otros. Por ejemplo, si el hombre hace negocios con Riba (intereses o usura), entonces su provisión y la provisión de su familia, como la comida, bebida y ropa, serían conseguidas de forma ilegal. Más aún, incluso un pecador por lo general no se casa con una mujer que se ofrece a sí misma a él por teléfono. Él puede jugar con ella por un tiempo, pero cuando esté buscando seriamente una esposa, él buscará una mujer casta y bien educada. Un hombre que tenía un amigo que respondía a este perfil, se extraño cuando su amigo se casó con una muchacha joven que era bien seria en su vestimenta del Hiyab; cuando le preguntó por qué lo hizo, su amigo le respondió: “Quería casarme con una mujer de la cual pueda estar seguro que no encontraré en la cama con otro hombre al llegar a casa un día”. Esto es lo que los hombres perciben de las muchachas que fácil y libremente hablan con ellos por teléfono.
La mujer y su familia o tutor debe investigar al hombre que la ha pedido en matrimonio, para así poder descubrir si él está o no aparentando ser un buen musulmán.
Historias pasadas
No es una condición para ninguno de ellos el informar al otro sobre sus pecados pasados, especialmente si se han arrepentido sinceramente y se han adherido a la piedad y la virtud.
La importancia de la transparencia
Es muy importante que ambos, la mujer y el hombre, sean claros el uno con el otro desde el principio, y que estén de acuerdo con todo antes que el contrato sea finalizado.
Si la familia rechaza que el pretendiente vea a la hija, entonces él debe, por lo menos, tener una descripción clara de ella.