La mejor de todas las generaciones ha sido la de los sahabah, que Al-lah esté complacido con todos ellos. Fueron un grupo de personas a las que Al-lah escogió y distinguió para que fueran los discípulos de Su Profeta Muhammad, para que fueran el mayor ejemplo de fidelidad y cumplimiento del Islam, para que establecieran los fundamentos de la religión y los protegieran, y para que llevaran el Islam a todo el mundo. Dijo Al-lah: {Dios se complace con los primeros que aceptaron el Islam y emigraron [a Medina], se complace con aquellos que los socorrieron, y con todos los que sigan su ejemplo [en la fe y las buenas obras], y todos ellos se complacen con Dios. Él les ha reservado jardines por donde corren ríos, donde morarán por toda la eternidad. Ese es el triunfo grandioso} [Corán 9:100]. El Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, atestigua la virtud de sus sahabah en el hadiz en el que nos dice que ellos fueron la mejor generación que ha existido. Así que, hablar de los sahabah es una forma de adoración (porque se está aprendiendo del Islam), una obra de bien y una forma de fortalecer, aumentar y afianzar la fe.
Hablaremos en esta ocasión de uno de los más prominentes de los sahabah, Ubai Bin Ka’b, que Al-lah esté complacido con él. Un maestro y gran sabio entre todos ellos. Pese a que entregó lo que poseía por la causa de Dios, de que relató varios hadices del Profeta y a su valentía, no fueron estos los aspectos que lo hicieron sobresalir.
La razón de su prestigiosa y destacada posición se debe a uno de los asuntos más importantes a los que se pueda dedicar cualquier persona, nos referimos a la Palabra de Al-lah, el Corán, a su memorización, a su entendimiento, a su reflexión, a cómo lo aprendió del Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y de cómo lo enseñó a los demás. Y cómo no ha de ser así, si Al-lah eleva a aquel que se aferra al Corán, tal como lo encontramos en el hadiz: “Al-lah exalta y enaltece a unas personas con este libro (el Corán) y denigra a otras”.
Ubai fue exaltado a un lugar único por su amor al Corán y su dedicación a él, tanto así que Al-lah le ordenó a Su Mensajero que se lo recitara a él. Bujari y Muslim registraron el hadiz en el que Ubai Bin Ka’b, que Al-lah esté complacido con él, relató que el Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, le dijo: “Al-lah me ordenó que te recitara el Corán”. En otra versión de este mismo dicho se menciona que le dijo: “Al-lah me ordenó que te recitara: {No es concebible que los incrédulos, de la Gente del Libro o los idólatras, sean condenados hasta que les haya llegado una evidencia clara […]} [Corán 98]”. Entonces Ubai dijo: “¿Al-lah me llamó por mi nombre?”, respondió: “Sí”. “¡¿Entonces Él pronunció mi nombre?!”, preguntó Ubai, y el Profeta se lo confirmó, por lo que los ojos de Ubai desbordaron en lágrimas.
En el relato de ‘Abdur-Rahman Bin Abza, registrado por Ahmad, menciona que después de que Ubai le narró este suceso, él (‘Abdur-Rahman) le preguntó: “¿Y te alegraste?”, y su respuesta fue: “Cómo no he de alegrarme si Al-lah dijo: {Diles: ‘Que se alegren por esta gracia y misericordia de Dios. Eso es superior a todas las riquezas que pudieran acumular’} [Corán 10:58]”.
Imam del conocimiento y de la aplicación de ese conocimiento
En el libro de biografías Siar A’lam Nubala’ se lo describe como una persona de tamaño promedio y de cabello y barba blancos. Aceptó el Islam bajo la instrucción de Mus’ab Bin ‘Umair, que Al-lah esté complacido con ambos. Presenció el segundo pacto del ‘Aqaba en el cual el Profeta les dijo a los asistentes: “Si cumplen con su pacto, Al-lah les concederá el Paraíso”. ¡Ellos cumplieron con su palabra y juramento!
Ubai adquirió mucho de su conocimiento directamente del Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él. Fue brillante en el conocimiento y un ejemplo de virtud y de cumplimiento de lo que predicaba con sus acciones. Estuvo con el Profeta en Bader y el resto de las campañas que ocurrieron posteriormente. Y no hay que olvidarnos de la elevada posición que ocuparon todos los que presenciaron Bader, confirmada por el mismo Profeta cuando le dijo a Omar: “Al-lah volvió Su mirada sobre quienes estuvieron en Bader y les dijo: ‘¡Hagan lo que quieran, Yo ya los he perdonado por todo!’”.
Las buenas virtudes y comportamientos siempre acompañaron a Ubai, pero lo que definitivamente resaltó su importancia fue su apego al Corán, como ya habíamos dicho. Él memorizó el Corán en vida del Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él; lo aprendió de él y se lo recitaba de memoria, por eso solía decir: “Yo memoricé el Corán fresco y recién revelado de quien lo recibía de Gabriel (es decir, del Profeta)”.
Anas dijo: “Cuatro de los Ansar (los sahabah de Medina) fueron quienes memorizaron el Corán por completo en el tiempo del Profeta: Ubai Bin Ka’b, Mu’adh Bin Yabal, Zaid Bin Zabit y Abu Zaid, un hombre de los Ansar”.
Fue uno de los que mejor memoria tenía, Abu Dawud registro de Ibn Omar que dijo: “El Profeta se confundió en la recitación del Corán durante una oración, al finalizarla, le preguntó a Ubai: ‘¿Estabas presente en la oración?’, le respondió afirmativamente; entonces le dijo: ‘¿Por qué no me corregiste?’”. Este es otro testimonio del Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, que habla de la virtud de Ubai y de su precisión en el conocimiento y memorización del Corán.
Pero lo que más ratifica su elevado honor es otro testimonio del Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, de que fue la persona más versada en la recitación del Corán. Anas relató que el Profeta dijo: “El más indulgente con los musulmanes es Abu Baker, el más ceñido a las órdenes de Al-lah es Omar, el más pudoroso es Ozman, el más versado en la recitación del Corán es Ubai Bin Ka’b, el más conocedor del cálculo de la herencia es Zaid Bin Zabit, el más sabio de lo que es el halal y el haram es Mu’adh Bin Yabal… en cada nación hay una persona de confianza y que guarda los secretos e información más sensible, la de mi nación es ‘Ubaida Bin Al Yarrah”.
Todos los sahabah lo reconocieron como tal, al punto que Omar dijo: “El mejor juez que tenemos es Ali y el más versado en la recitación del Corán es Ubai Bin Ka’b”.
Además, el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, les ordenó a sus sahabah que aprendieran el Corán de él; dijo: “Aprendan el Corán de cuatro personas: Ibn Mas’ud, Salim Mawla Abu Hudaifa, Ubai Bin Ka’b y Mu’adh Bin Yabal”.
Su entendimiento y conocimiento:
El apego de Ubai al Corán era indescriptible, tanto era su amor por la Palabra de Al-lah que lo recitaba por completo una vez cada ocho días. Pero, además, era un gran conocedor del Libro de Al-lah, lo comprendía y entendía muy bien, tanto así que el Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, una vez le preguntó: “¿Cuál es aleya más grande de todas?”, a lo que respondió: “Al-lah y Su Profeta sabrán”. El Mensajero de Al-lah volvió a preguntarle lo mismo, entonces le dijo: “Es: {Dios! No existe nada ni nadie con derecho a ser adorado excepto Él, el Viviente [Eterno] […]} [Corán 2:255]”. Ubai relató que el Profeta le puso la mano en el pecho y le dijo: “Que Al-lah te bendiga con conocimiento”.
El Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, se dedicó especialmente a enseñarle. Abu Hurairah, que Al-lah esté complacido con él, relató, según lo registrado por Ahmad, que Ubai Bin Ka’b dijo: “El Profeta Muhammad me dijo: ‘¿Quieres que te enseñe un capítulo del Corán que no tiene igual ni en la Torá ni en el Evangelio ni en los Salmos, y no existe uno parecido en el Corán?’; le dije: ‘Claro que sí, quiero’. Me dijo: ‘Espero que antes de que salga por esta puerta lo conozcas y sepas cuál es’. Se levantó, así que yo me paré también, me tomó de la mano y me hablo hasta llegar a la puerta. Entonces le recordé que me enseñara ese capítulo antes de que saliera y me dijo: ‘¿Cuál es el que lees siempre que haces la oración?, es ese, es ese, el primero, la apertura del Corán y la de los siete versículos que se reiteran como parte del grandioso Corán que me fue revelado’”.
El amor que tenía por el Profeta Muhammad:
Ubai fue reconocido por el gran amor que le tenía al Profeta Muhammad, continuamente pedía paz y bendiciones de Al-lah por él (salam por el Profeta). Él mismo relató que le dijo al Profeta: “Yo soy uno de los que más salam hace por ti, ¿cuántas veces debo hacer esta súplica?”; el Profeta le respondió: “Todas las que quieras”. Preguntó Ubai: “¿Hago un cuarto?”; dijo el Profeta: “Todas las que quieras; pero si haces más, mejor”. Insistió: “¿Hago una mitad?”; el Profeta dijo: “Todas las que quieras; pero si haces más, mejor”. Nuevamente preguntó: “¿Hago dos tercios?”. Le respondió: “Todas las que quieras; pero si haces más, mejor”. Finalmente le dijo: “¿Las hago todas por ti?”; respondió el Profeta: “Si deseas que tus preocupaciones se despejen y que tus faltas sean perdonadas, entonces hazlo así”.
El amor era reciprocó. Cuando Ubai fue herido en la batalla de los Ahzab, el mismo Profeta fue quien lo atendió y le aplicó el tratamiento debido.
También fue conocido por ser una de las personas a las que Al-lah le respondía las súplicas en cuanto las hacía. Además, cuando le pedían algún consejo siempre enseñaba que había que aferrarse al Corán, hacerlo la guía en todos los asuntos, y aceptar sus mandatos y juicios con sumisión.
Se presume que la fecha de su muerte fue el año 20 de la Hégira, durante el califato de Omar Bin Al Jattab. Que Al-lah esté complacido en ambos.