Aquí hay otra historia de conversión al Islam, similar a la anterior. Es la historia de una mujer no musulmana que no solía sentir deseo alguno de comer o beber durante el mes de Ramadán. Siempre que su esposo deseaba tener relaciones íntimas con ella durante el día en Ramadán, ella lo evitaba diciendo que estaba enferma o con cualquier otra excusa. Ella no era capaz de comer o beber hasta que escuchaba el Adhan (llamada a la oración) proveniente de las mezquitas del vecindario a la hora del ocaso. Entonces, ella comía mientras lloraba y deseaba hacerse musulmana. Sin embargo, temía a su esposo, a la familia de él y a la suya propia. Cuando me pidió consejo, le aconsejé que abrazara el Islam, pronunciara los dos testimonios de fe y ocultara su fe hasta que Al-lah, el Todopoderoso, le diera una salida.
Si le preguntas a aquellos que se dedican a llamar a los no musulmanes al Islam, ellos te contarán historias increíbles y maravillosas. Ramadán es el mes en el que la gente abraza el Islam en multitudes.
Entre otras maravillas de este mes bendito, está que Al-lah, Glorificado sea, ha hecho que sea una ocasión para las grandes victorias militares del Islam. Esto cierra la puerta en la cara a aquellos que declaran que ayunar debilita la energía de uno, como afirmaba el antiguo presidente de Túnez, Habib Bourguiba. Él declaró que ayunar interrumpe la producción y por tanto le pidió al Shaij At-Tahir ibn ‘Ashur, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, que emitiera una Fatwa (edicto religioso) exigiendo que los trabajadores rompieran su ayuno durante Ramadán.
La historia del Túnez islámico, cuyo presidente ya derrocado trató de destruir su identidad islámica, registró este incidente maravilloso. Cuando el eminente erudito At-Tahir ibn ‘Ashur, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, fue presentado en la radio para declarar esto, recitó el versículo en el que Al-lah, el Altísimo, dice (lo que se interpreta en español): {¡Oh, creyentes! Se os prescribió el ayuno al igual que a quienes os precedieron para que alcancéis la piedad.} [Corán 2:183] Entonces, dijo: “Al-lah ha dicho la verdad, y Bourguiba ha mentido”. Así, refutó la declaración falsa de Bourguiba con la verdad.
Entre las maravillas de Ramadán está que motiva a la gente a ser amable y generosa con los demás. A diferencia de otras épocas del año, la gente muestra gran generosidad y amabilidad hacia el otro durante este mes. Por esto, las masas lo llaman “Ramadán Karim” (el Generoso). Esta es la razón por la cual –y Al-lah sabe más– la alegría del ‘Id fue prescrita después de este mes, después de pagar el Zakat ul Fiter (la caridad obligatoria dada al final de Ramadán, antes de la oración del ‘Id). Esto es para enseñar a los musulmanes que la verdadera felicidad es la consecuencia de la bondad de la gente, y que deben descartar la codicia de la vida material y recurrir a las bondades de la pureza espiritual.
Ayunar le enseña al musulmán cómo invitar a otros al Islam. Por lo tanto, fortalece las relaciones entre los musulmanes y su religión. Convierte la mera abstención (de comida, bebida y sexo) en la mayor y más benéfica acción positiva para la humanidad. Así, mucha gente sólo conoce el Islam durante Ramadán. Hay muchos incidentes e historias en los que uno se halla a sí mismo en el papel de una persona que llama al Islam durante Ramadán, incluso contra su voluntad. “¿Por qué no comes?”, le preguntan a uno. “Es Ramadán y estoy ayunando”, responde. Naturalmente, la gente pregunta sobre el ayuno y uno comienza a hablarles sobre el Islam.
Finalmente, el Islam asombra al mundo con sus grandes logros durante Ramadán, a través de los valores de la purificación del alma, la refinación de la moral y el beneficiar a los demás tanto como sea posible.
Esto le envía el siguiente mensaje a los enemigos del Islam: Aquí están los musulmanes, a quienes intentan difamar por todos los medios posibles, levantándose por encima de su codicia ofensiva y su capitalismo maligno a través del ayuno. Ellos te enseñan lo que no sabes sobre purificar el alma a través de la bondad, la cordialidad, la misericordia y la fe.