El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, en Ramadán
El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, fue la persona más conocedora de Al-lah y la que más y mejor cumplió con sus obligaciones hacia Él. El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, logró alcanzar niveles de perfección humana como nadie antes lo había hecho, tanto así que Al-lah le perdonó absolutamente todas sus faltas, cometidas y por cometer, no porque fuera un pecador o porque sus faltas fueran grandes, pues sabemos que una de las mayores faltas que puede cometer un Profeta es olvidar un instante el recuerdo de Al-lah, a eso es lo que nos referimos con las faltas. Además, sabiendo que Al-lah le había perdonado lo que hubiera podido cometer en el futuro, él no disminuiría su agradecimiento y adoración a Al-lah, o que se dedicara a cometer todos los pecados habidos y por haber, pues en el hadiz auténtico ‘A’ishah, que Al-lah esté complacido con ella, nos relató que viendo que los pies del Enviado de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se hincharon por tanto que rezaba, ella le dijo: “Mensajero de Al-lah, ¿por qué rezas tanto si Al-lah ya te perdonó lo que hiciste y lo que pudieses hacer en un futuro?”, él le respondió: “¿De qué otra forma podría yo agradecerle por ello?” [Bujari]
Para hablar del ayuno del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, en Ramadán y fuera de este bendito mes, debemos hacerlo desde el principio, es decir cómo lo iniciaba, qué hacía durante el día de ayuno, cómo rompía el ayuno y que hacía en las noches. Por ello mencionaremos lo siguiente:
· El Suhur. El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, solía retrasar la toma de los alimentos del Suhur hasta antes del Fayer (el alba) por pocos minutos; además, lo que comía era algo muy sencillo, lejos de manjares, y nunca se llenó a reventar.
· El Iftar. A la hora de desayunar, o como decimos, romper el ayuno, comía unos cuantos Rutab (dátiles frescos húmedos); y si no tenía, entonces dátiles maduros o sólo agua. No se apresuraba a saciar su hambre y sed, sino que luego de romper el ayuno como lo señalamos, rezaba la oración del Magrib y luego cenaba. También acostumbraba a hacer la plegaría: “Dhahaba adh-dhamau’ wab tal-latil ‘uruq wa zabatal ayyer in sha’ Al-lah” (la sed ha desaparecido, las venas se han saciado y la recompensa será segura, si Al-lah quiere).
· Durante el día. El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, durante el día solía usar el Siwak (rama del árbol Arak que se usa como cepillo de dientes). Al respecto ‘Amir Ibn Rabi’ah dijo: “Vi al Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, cepillar su boca con el Siwak estando en ayuno” [At-Tirmidhi]. Cuando tenía mucho calor vertía agua sobre su cabeza, como lo relataron varios de sus Sahabah quienes lo vieron haciendo esto, según lo registra Abu Dawud. Además de cumplir con sus obligaciones como siempre lo hacía.
· En ocasiones ayunaba varios días seguidos sin comer o beber absolutamente nada. Esto lo hacía para dedicarse más a la adoración de Al-lah, y esta es una característica exclusiva del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam. En el hadiz relatado por Anas, que Al-lah esté complacido con él, se menciona que el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “No unan varios días en ayuno sin comer nada”, le dijeron: “Pero nosotros vemos que tú lo haces así”; a lo que respondió: “Yo no soy como ustedes, por la noche mi Señor me da de comer y beber”. [Bujari]
· En los viajes. El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, solía ayunar durante sus viajes en algunas ocasiones y en otras no. Ibn ‘Abbas, que Al-lah esté complacido con él, relató: “El Enviado de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, viajó durante Ramadán. Al llegar a ‘Asafan (un lugar en las afueras de Medina) pidió que se le trajera una jarra con agua, y bebió de ella en el día en frente de todos para que lo vieran hacerlo, y no ayunó sino hasta que llegó a Meca”. E Ibn ‘Abbas, que Al-lah esté complacido con él, solía decir: “El Enviado de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, en ocasiones solía ayunar durante sus viajes y en otras no. Así que quien quiera que ayune, y quien no, pues que no lo haga”. [Bujari]
· Su bondad. Dijo Ibn ‘Abbas, que Al-lah esté complacido con él: “El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, era la persona más generosa. Pero en Ramadán lo era aún más, cuando se encontraba con el Ángel Gabriel para recitarle en cada noche de Ramadán lo que se le había revelado del Corán. Cuando el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se encontraba con Gabriel era más bondadoso que el viento que anuncia la llegada de la lluvia luego del tiempo de sequía”. [Bujari]
· Durante la noche. El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, pasaba cada noche de Ramadán en oración. Su oración era larga, tanto que sus Sahabah en una ocasión manifestaron que temieron que no les diera tiempo de hacer el Suhur.
· El I’tikaf (retiro en la mezquita). El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, solía hacer el I’tikaf en Medina durante los últimos diez días del mes de Ramadán, esto para que su retiro y la adoración que en estos días realizaba, coincidieran con Lailatul Qader (la Noche del Decreto).