Todas las alabanzas sean para Al-lah, al igual que todo el agradecimiento, porque Ha Concedido Sus favores con los cuales ha dado alegría a Sus criaturas; y que la paz de Al-lah sea con el Profeta Muhammad, su familia, sus Sahabah y todos aquellos que sigan su senda hasta el Día Final.
Bienvenido sea Ramadán, y felicidades para aquellos a quienes Al-lah les Ha Extendido la vida otro año más y estos responden a este beneficio con la voluntad de ayunar, hacer oraciones nocturnas y todas aquellas formas de adoración que los acerquen a Al-lah y Su complacencia.
Bienvenido sea Ramadán con todas las obligaciones que Al-lah Dispuso durante este extraordinario mes, Decretándolo como uno de los deberes que debe cumplir todo musulmán, y Ofreciéndole a todo aquel que responda a Su llamado una enorme recompensa, protección contra el Infierno y la entrada al Paraíso.
Bienvenido sea Ramadán con todas las enseñanzas del Mensajero de Al-lah, sallallah 'alaihi wa sallam, como la oración del Tarawih, o la esperanza de ser de aquellos que ayunaron Ramadán con fe y confiados en la recompensa que recibirían, razón por la cual sus pecados les serán perdonados.
Bienvenido sea Ramadán, el mes que Al-lah Distinguió por sobre todos los otros meses del año, por lo que los piadosos compiten los unos con los otros, en el buen sentido de la competencia, por lograr alcanzar las grandes virtudes del ayuno.
Bienvenido sea Ramadán, el mes que Al-lah Prefirió sobre los demás meses, por ello Dispuso que en él haya una noche que en recompensa equivale a 83 años para quien se dedique a la adoración sincera de Al-lah.
Bienvenido sea Ramadán, el mes que se distingue por la generosidad. En él las limosnas se incrementan, al igual que el intercambio de regalos e invitaciones para desayunar (romper el ayuno), fortaleciendo de esta manera la hermandad y amistad entre todos los musulmanes. Además, es el mes en el que las disputas y problemas se solucionan de la mejor manera, pues el perdón está siempre presente en la mente y el corazón de todos los que ayunan con sinceridad y a conciencia.
Bienvenido sea Ramadán, el mes en el que la familia se reúne en torno al Suhur (el alimento que se toma antes de iniciar el ayuno, antes del Fayer) y el Futur (desayuno, alimento que se toma al finalizar el ayuno del día, inmediatamente después del ocaso). Es un tiempo en el que los lazos familiares se fortalecen, porque los esposos junto con sus hijos se unen para leer el Corán, hacer súplicas e invocaciones en los tiempos en los que su respuesta es más que segura, como el último tercio de la noche y en una hora del día viernes. En este mes tan especial, la adoración a Al-lah manifiesta uno de sus beneficios: el crecimiento espiritual en familia.
Bienvenido sea Ramadán, mes en el que las puertas del Paraíso son abiertas y las del Infierno cerradas, encarcelando en él a todo demonio.
Bienvenido sea Ramadán, época en la que la generosidad de Al-lah hacia Sus siervos sinceros se incrementa, Derramando sobre ellos el perdón de sus pecados, Elevando los grados en los que estarán en el Paraíso, Liberándolos del castigo del Infierno, Duplicándoles la retribución de sus buenas acciones, Aceptándolos y Respondiéndoles sus súplicas.
Por todo lo anterior, y mucho más, debemos “extralimitarnos” en nuestras invocaciones de agradecimiento a Al-lah por habernos dado la oportunidad de estar el día de hoy nuevamente preparándonos para recibir un nuevo Ramadán o por estar ayunando, si es que ya comenzó el mes.
Todos estos magníficos incentivos solo los puede lograr el creyente que tenga presente los siguientes aspectos:
1. Prepararse con la mejor intención, determinación y voluntad para dedicarse en este noble mes, dentro de las posibilidades personales de cada quien, a ayunar, realizar el Quiam (oración voluntaria nocturna comunitaria), a incrementar todas aquellas acciones y obras de bien, como la limosna, la lectura del Corán, las súplicas, las invocaciones y todo aquello que nos acerque más a la Taqwa de Al-lah.
2. Establecer un programa acorde a sus posibilidades y tiempo, pues debe tener en cuenta su trabajo, ya que Ramadán no es un mes de pereza o vacaciones como algunos piensan, el trabajo sigue y la vida no cambia; bueno, en teoría solo se está dejando de almorzar y de comer entre mañana y en la tarde. En este programa debe colocar todas las actividades, sin exagerar, que desea realizar durante Ramadán, con el tiempo y las horas en las que se dedicará a cada una. Se debe tener en cuenta que lo que importa no es la cantidad de obras sino lo bien que se haga cada una, por pocas que estas sean.
3. Alejarse a lo máximo de todo lo que pueda llevarnos a cometer faltas y desperdiciar el tiempo.
4. Tener presente que por más que los demonios están encerrados en el Infierno durante este mes, el creyente no debe ser confiado. El orgullo, la pretensión, la altivez y la apariencia están siempre presentes en el ser humano, por lo que el peligro de perder la bendición en las obras que se realizan siempre está latente.