Según los términos del tratado de Hudaibiah, a las tribus árabes se les dio la opción de unirse a cualquiera de los partidos con los cuales desearan realizar alianzas: el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, o los Quraish. Consecuentemente, los Banu Baker se unieron a Quraish y los Juza'ah al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. Según dicho tratado, no podían atacarse unos a otros por un período de diez años. Pero Banu Baker sentía gran animosidad contra Banu Juza'ah y planearon tomar venganza de sus rivales. Los Quraish de Makkah debieron haber impedido a los Banu Baker ejecutar su plan contra Banu Juza'ah, obligándolos a respetar el tratado. Pero, en vez de prevenirlos, los Quraish fueron totalmente en contra del tratado, ayudando abiertamente a Banu Bakr con hombres y armas. Rompieron su convenio a tal punto, que Safwan ibn Umaiah, ‘Ikrimah Ibn Abu Yahl y Suhail ibn ‘Amr, se unieron al destacamento de los Banu Baker. El ataque combinado de Banu Baker y los Quraish, causó a los Banu Juza'ah una gran pérdida de 20 o 30 hombres. Ya que los atacaron por sorpresa, en la oscuridad de la noche, mientras dormían, no encontraron dónde refugiarse excepto en la casa de Al-lah, la Ka'bah, e incluso algunos de ellos fueron asesinados allí (esto también iba en contra del tratado, ya que la Ka'bah era un santuario para todos).
Algunos días después del incidente, Budail Ibn Warqa' y 'Amer Ibn Salim vinieron a Al Madinah y pusieron su queja ante el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. 'Amer Ibn Salim contó su relato de lo ocurrido en un poema lleno de dolor y tristeza por la matanza que sufrieron.
El Profeta de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, los consoló diciéndoles: "Ustedes serán ayudados". Cuando ambos se disponían a abandonar Madinah, el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, les dijo: "Abu Sufian ha salido de Makkah para buscar una extensión en la duración del tratado de paz y para conseguir consolidarlo, pero su misión fracasará". Cuando los mecanos se dieron cuenta de lo que habían hecho, entraron en pánico y enviaron a Abu Sufian para renovar el tratado de paz. El mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, ordenó a los musulmanes hacer los preparativos necesarios para la batalla que vendría, y que todo se mantuviera en secreto.
Abu Sufian creía que el Profeta no sabía del ataque contra los Banu Juza'ah, por lo que estaba determinado a conseguir la renovación del tratado de paz cuanto antes.
Abu Sufian en Al Madinah
Abu Sufian llegó a Al Madinah y fue a la casa de su hija Umm Habibah, esposa del Profeta, que Al-lah Esté complacido con ella. Pero cuando Abu Sufian intentó sentarse en la alfombra del Profeta, ella la dobló. "¡Hija mía!", dijo él, "¿Acaso piensas que la alfombra es demasiado buena para mí o que yo soy demasiado bueno para ella?" Ella contestó: "Es la alfombra del Profeta y tú eres un politeísta impuro". Disgustado por el trato de su hija, abandonó su vivienda y fue donde el noble Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam; pero él, sallallahu ‘alayhi wa sallam, estaba bien consciente de sus trucos y no hizo ningún compromiso con él. Entonces, Abu Sufian se acercó a Abu Baker, que Al-lah Esté complacido con él, pero éste se negó a interferir. Luego entró en contacto con 'Umar, que Al-lah Esté complacido con él, pero también se negó terminantemente. Finalmente, se entrevistó con ‘Ali bin Abi Talib, pero su respuesta fue la misma.
Preparaciones para el ataque contra Makkah
Inmediatamente después de la partida de Abu Sufian, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, pidió a sus compañeros marchar hacia Makkah. A pesar de la envergadura de las preparaciones militares, los compañeros no sabían cuál era el blanco del ataque. Esto era parte de la estrategia del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, quien planeaba sorprender a los mecanos. Sin embargo, un compañero del Profeta, Hatib Ibn Abu Balta'ah, que Al-lah Esté complacido con él, quiso informar a los Quraish del inminente ataque de los musulmanes en una carta enviada a través de una mujer. Pero Al-lah, el Todopoderoso, Inspiró a Su Mensajero acerca de esto. Él, sallallahu ‘alayhi wa sallam, envió a ‘Ali y Az-Zubair Ibn Al ‘Awwam, que Al-lah Esté complacido con ambos, para que interceptaran a la mujer y les dio su descripción exacta. La mujer fue traída donde el Mensajero y Hatib admitió haberla enviado para que los Quraish no lastimaran a su familia, la cual se encontraba en Makkah. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, lo disculpó y pidió perdón a Al-lah por él, ya que Hatib había participado en la batalla de Bader.
La marcha hacia Makkah
El día 11 de Ramadán del octavo año de la Hiyrah, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, salió de Al Madinah al frente de un ejército de diez mil hombres de sus compañeros. El fracaso de la misión de Abu Sufian había desalentado a los Quraish, quienes desconocían por completo los planes de los creyentes. La marcha del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, hacia Makkah fue muy rápida. En el camino se encontraron con el tío del Profeta, Al ‘Abbas, quien, con toda su familia, había abandonado Makkah para emigrar a Medinah, pues se había vuelto musulmán. Al ‘Abbas, que Al-lah Esté complacido con él, permaneció con el Profeta, mientras que su familia se dirigió a Medinah. Marchando rápidamente, el ejército musulmán alcanzó Marr Az-Zahran, a ocho millas de Makkah, y acamparon en ese lugar. Los mecanos aún no sabían de la presencia de las tropas musulmanas, a pesar de su proximidad a Makkah. Los mecanos recién se enteraron de lo que estaba pasando cuando los pastores volvieron a Makkah por la noche. Informado de esto, Abu Sufian salió a cerciorarse del asunto. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, ya había enviado a 'Umar, que Al-lah Esté complacido con él, a la cabeza de una patrulla, cuya misión era prevenir un ataque nocturno.
Al 'Abbas, que Al-lah Esté complacido con él, estaba preocupado por la seguridad de su gente en Makkah, así que montó la mula del Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, y se dirigió a la ciudad. En el camino se encontró a Abu Sufian, quien observaba estupefacto las luces emitidas por las fogatas de los diez campamentos que los musulmanes había levantado por órdenes del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. Al ‘Abbas ofreció su protección a Abu Sufian y le garantizó encontrarse con el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, propuesta que éste acepto. Abu Sufian montó la mula del Profeta y entró con Al ‘Abbas al campamento donde se encontraba el Mensajero, sallallahu ‘alayhi wa sallam. Al verlo, ‘Umar, que Al-lah Esté complacido con él, intentó acabar con su vida, pero Al ‘Abbas, que Al-lah Esté complacido con él, se lo prohibió explicándole que él hubiese hecho lo mismo si Abu Sufian fuese su pariente. ‘Umar se arrepintió de su acción y reconoció las virtudes de Al ‘Abbas. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, se complació al ver esta escena, y le garantizó a Abu Sufian protección por la noche y una cita por la mañana. Al día siguiente, Abu Sufian apareció ante el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y abrazó el Islam.
Continúa…