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Él alarde y la presunción, un gran mal de nuestros tiempos (parte 2 de 2)

El alarde y la presunción, un gran mal de nuestros tiempos (parte 2 de 2)

Los efectos negativos de alardear y presumir (continuación)

4. Podríamos ser “víctimas” de la envidia —envidia que muchas veces estamos felices de provocar—. “Un informe elaborado por universidades alemanas asegura que Facebook puede provocar envidia desenfrenada como consecuencia de la comparación social que, consciente o inconscientemente, realizan sus usuarios, y por supuesto, esto se aplica al resto de redes sociales; y la razón es que, en su gran mayoría, la gente se dedica a presumir en sus publicaciones, aparentando tener una vida perfecta, hijos prefectos, una matrimonio perfecto, una vida social perfecta, viajes de ensueño, sin detenernos a pensar en el hecho de que tal vez tenemos entre nuestros contactos a personas malintencionadas y malvadas, que de alguna forma puedan ocasionarnos algún daño motivados por la envidia que les generamos, no podemos ver los corazones de las personas ni las intenciones que ellos encierran; al exhibir sin reservas las bendiciones de las que disfrutamos, podríamos estar exponiéndonos al daño de gente mala. Que Al-lah nos libre.
5. Realizar una acción solo por vanagloria. En el Islam todo acto de la vida diaria (incluso tan básicos como comer o sonreír) puede convertirse en un acto de adoración si lo realizamos con la intención de agradar a Al-lah, y Él nos recompensará por ello. Por tanto, debemos analizar sinceramente nuestra intención cuando queremos mostrar algo a los demás, ¿qué es lo que nos motiva? ¿Realmente creemos que Al-lah se complacerá con esa acción? ¿Nos traerá algún beneficio a nuestra espiritualidad o beneficiará de alguna manera a otras personas? ¿Lo estamos haciendo solo por la satisfacción de recibir likes o por presumir?
6. Anular una buena acción. Quien realiza una buena acción con la intención de ganar prestigio ante la gente, de ser visto y ser alabado por los demás, no recibirá de parte de Al-lah ninguna recompensa por esa acción, por muy buena y piadosa que hubiera sido. Al Qásim Ibn Mujaimarah narró que el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Al-lah no acepta ningún acto que se realiza con la intención de ser visto por la gente, por más que esta intención sea tan ínfima como un grano de mostaza” (Aba Nu’aím, Al Hiliah, 8/240).
7. Caer en la vanidad y olvidar el recato al hacer alarde de la belleza y los atributos físicos. Es lamentable ver cómo este terrible mal ha penetrado en nuestra Ummah: abundan en las redes sociales fotos de musulmanas posando de forma sugerente, mirando sensualmente hacia la cámara, mandando besos de forma insinuadora, olvidando por completo el recato que Al-lah nos ordenó en el Corán cuando dijo: {… Y diles a las creyentes que recaten sus miradas…} [24:30]. Olvidamos que el recato no se limita a la vestimenta, sino que tiene que tiene que verse reflejado en la conducta.
Él Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “El recato y la fe están unidos; por tanto, si uno de ellos desaparece, el segundo desaparece también”; y dijo: “Toda religión tiene características distintivas las cuales enfatiza, y para el Islam es el recato”.
8. El afán por mostrar a los demás lo afortunados que somos puede llevar a algunos al extremo de mentir con tal de crear o mantener una imagen de prosperidad y felicidad. Se narró que una mujer se presentó ante el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y le preguntó si le estaba permitido decir que su marido le había dado algo que en realidad no le dio, con el fin de ufanarse y alardear. El Profeta le respondió: “Quien crea una falsa impresión de haber recibido algo que no le dieron en realidad, es como quien usa la vestidura de la falsedad” (Muslim).
Deshacernos del mal hábito de presumir y alardear solo traerá el bien a nuestras vidas, tanto en este mundo como en el Más Allá, nos ayudará a desarrollar la humildad y la sinceridad en nuestras acciones para perfeccionar nuestra fe. El Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, nos garantizó una casa ¡nada menos que en el Paraíso!, si refrenamos nuestro ego y nos resistimos al impulso de ser presumidos, ¿no crees que vale la pena el esfuerzo?
Dijo el Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: “A quienquiera que alardee, Al-lah lo humillará (en el Día del Juicio); y a quienquiera que aparente, Al-lah revelará su verdadera intención” (Bujari y Muslim).
Que Al-lah nos guíe para que no seamos de los humillados. Amín.

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