El día de la madre (Parte 2)
04/05/2011| IslamWeb
El Islam ordena el respeto por los padres sin importar sus creencias
Al-lah es tan misericordioso que ordenó tratar bien a los padres aún si ellos no comparten nuestras creencias religiosas, y aún si son enemigos de éstas. Imagínense unos padres ateos y enemigos de las enseñanzas del Islam o, peor aún, enemigos de Al-lah; y aún así Él ordena al hijo musulmán respetarlos y tratarlos con cariño. Dijo Al-lah en el Corán (lo que se interpreta en español), educando a la comunidad de creyentes: {Le hemos ordenado al hombre ser benevolente con sus padres. Su madre le lleva [en el vientre] soportando molestia tras molestia, y su destete es a los dos años. Sed agradecidos conmigo y con vuestros padres; y sabed que ante Mí compareceréis. Si vuestros padres se esfuerzan por hacer que Me asociéis copartícipes no les obedezcáis, pues es sabido que carecen de fundamento válido, pero tratadles con respeto. Seguid el camino de los piadosos, pues ante Mí compareceréis y os informaré de lo que hacíais.}[Corán 31: 14-15]
La única situación en que el musulmán tiene permiso de Al-lah para no obedecer a sus padres, es cuando estos le ordenan desobedecer a Al-lah. Y un ejemplo de esto lo encontramos en la siguiente situación que enfrentó uno de los discípulos del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. Cuando la madre de Sa‘d Ibn Abî Uaqqâs le reprochó a su hijo el haber abrazado el Islam, ella le dijo: “Abandona el Islam, de lo contrario dejaré de alimentarme hasta que me alcance la muerte, y entonces sentirás vergüenza ante los árabes cuando digan: ‘¡Él mató a su madre!’” Sa‘d le dijo: “Te juro por Al-lah que aunque tuvieses cien almas, y las viera salir de tu cuerpo una por una, jamás dejaré el Islam”. Entonces Al-lah reveló un versículo que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, recitó delante de los musulmanes, y en el que Sa‘d es reprendido por contestarle de esa manera descortés a su madre: {Si vuestros padres se esfuerzan por hacer que Me asociéis copartícipes, no les obedezcáis, pues es sabido que carecen de fundamento válido, pero tratadles con respeto...} [Corán 31:15] Al-lah se encargará de castigarlos por ordenarle a su hijo desobedecerle, pero el musulmán debe tratarlos con respeto. El hijo no tiene derecho de pedirles cuentas a sus padres.
Dijo el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam: “El hijo que mire a sus padres con un rostro de enojo y desdén, tendrá su rostro consumido por las llamas del fuego del Infierno”.
Criar a los hijos según las enseñanzas del Corán y la Sunnah
Es este tipo de conceptos que nuestros hijos deben entender y manejar, y no viles bailes y canciones sin contenido real. Es por esto que en nuestros días difícilmente encontramos un joven que respete a sus padres como se debe, o que conozca los derechos que ambos tienen sobre él. Y como no domina estos conceptos ni vive según los mismos, es que se ve en la necesidad de celebrar un día en especial, en el que por lo menos encuentren una excusa psicológica que los haga olvidar lo injustos que han sido todo el año.
Si los criáramos según las enseñanzas del Corán, aún veríamos esos hijos que conocieron nuestros abuelos: respetuosos con sus padres. Pero luego vinieron nuevas generaciones criadas e influenciadas por las vanidades de los hombres. Generaciones que abandonaron la oración, no pagaban su Zakat, consumían bebidas alcohólicas, etc., las cuales dieron lugar a las generaciones actuales. De nada les sirvió lamentarse, pues simplemente estaban cosechando lo que habían sembrado. No cumplieron con el consejo del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, quien dijo a uno de sus compañeros: “…enséñales a tus hijos el temor a Al-lah, que ellos te respetarán”. Es verdad, si nuestros hijos saben los derechos que Al-lah tiene sobre ellos, sabrán también los derechos que sus padres tienen sobre ellos.
Enseñanzas de verdad grandiosas, pero que la gran mayoría de los no musulmanes desconocen, pues hemos sido incompetentes en enseñarles lo bueno que tenemos. Peor aún, muchos olvidamos nuestras buenas costumbres islámicas de nuestros países de origen, y nos asimilamos tan bien a las sociedades que nos acogieron que simplemente perdemos nuestra identidad. Ignoramos que el Islam es una religión que no se ve limitada por el tiempo ni el lugar. Nuestro comportamiento islámico nos debe acompañar a donde vayamos. Gracias a Al-lah, nuestra religión es hermosa y no hay nada en ella que nos deba avergonzar. Pero…henos ahí, celebrando “el día de la madre” con más fervor de lo que celebramos nuestro Ei'd, nuestra fiesta religiosa. Los musulmanes tenemos solamente dos celebraciones. Sólo dos. Y el afirmar esto no es ser extremista o exagerado, estamos simplemente diciendo la verdad. Pero…henos ahí, celebrando cuanta celebración han inventado los hombres, sin importarnos sus orígenes ni objetivos. Y como todos sabemos, el Islam respeta las creencias de los demás, de eso no hay duda; pero esto no significa que comprometamos nuestras creencias propias, nuestras costumbres y cultura, abandonándolas para adoptar las ajenas. Esto es algo realmente peligroso y debemos estar consientes de ello. Los musulmanes somos una comunidad libre e independiente, con una identidad ya definida por la guía del Corán y la Sunnah (Enseñanzas del Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam).
Debemos crear conciencia, tanto padres como hijos. Debemos tener paciencia e ir de poco en poco, pues estamos ya tan mal acostumbrados que se hace difícil destruir esquemas que llevan años contaminando nuestras mentes. Pero no hay que desfallecer; pues si lo hacemos, poco a poco nuestros hijos perderán la identidad islámica que poseen y finalmente llegará una generación de musulmanes que no celebran los Ei'd islámicos, sino que solamente celebrarán las fiestas no islámicas. Que Al-lah nos proteja y a nuestros hijos de ese día aciago. Debemos preocuparnos por darle vida a nuestras celebraciones, si nosotros no lo hacemos, ¿quién lo hará por nosotros?