La existencia de Dios y el problema del mal
Por este motivo, el Corán y la Sunna suelen atribuir el mal a la creación o sus acciones, ya que desde la perspectiva de Dios, este mal que Él permitió es predominantemente bueno. Por ejemplo, dice el Corán: {Di: “Me refugio en el Señor del amanecer, de todo el mal que existe en lo que Él creó”} [Corán 113:1-2]. En otros pasajes, el Corán hace referencia en voz pasiva a la intención de Dios de castigar, omitiendo al “agente” por respeto, mientras que cuando Dios busca guiar a alguien esto está expresado explícitamente: {Y [ahora sabemos que los seres creados] no podemos saber si se ha destinado algún mal para quienes están en la Tierra o si su Señor quiere guiarlos} [Corán 72:10]. Cuando se menciona al Profeta Abraham, la paz sea con él, atribuye la creación, la guía, el sustento y la sanación a Dios, y se atribuye la enfermedad a sí mismo: {… pues Él es Quien me ha creado y me guía, Él me da de comer y de beber. Cuando enfermo, Él es Quien me cura} [Corán 26:78-80]. Sin dejar lugar para ambigüedades, el Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, solía emular esa etiqueta a la hora de suplicar: “Y todo el bien está en Tus manos, y el mal no se Te puede atribuir” (Muslim).
Ibn Taimia (fallecido en 1328) brinda muchos ejemplos de cómo esta detallada distinción es más que mera semántica. Explica que, a pesar de que el mal –tal como lo percibimos– puede ser encontrado en la creación de Dios, no hay nada que implique que Dios tenga las mismas cualidades de Su creación. Por ejemplo, que Dios cree el rostro humano o el aroma de una flor no significa que Él tenga ese rostro o emita esa fragancia. De la misma forma, que Dios haya creado gente con cualidades desagradables, sean físicas o de personalidad, no implica que Él las comparta. Ibn Al Qaiem agrega: “Cuando el siervo comete una acción mala y prohibida, lo que hizo es sin duda malvado y pecaminoso, y fue el Señor Quien permitió que fuera el ‘agente’ de esa acción. Ese permiso de Dios es justicia, misericordia y corrección, ya que es bueno que permita que actúe [libremente], mientras que su manifestación [en este caso] fue mala y desagradable. Al permitir esto, Dios ha puesto las cosas donde pertenecen ya que [dar libre albedrío] contiene una sabiduría muy profunda por la cual Él debería ser alabado. Como consecuencia, esto es de hecho bueno, sabio y beneficioso, incluso si lo que el siervo hace es un defecto, una falla y algo malo”. Dicho de otra forma, Dios creó a las criaturas con cierto grado de voluntad propia, la cual en ocasiones usan para actuar mal. En esos casos, Dios no es la causa directa del mal, sino del instrumento que fue utilizado para tal propósito, y Aquel que permite su existencia por el bien común.
Con esta regla fundamental de la teodicea sunní en mente, exploremos ahora algunas de estas dimensiones del “bien común” y la “Sabiduría Divina” detrás del mal, el dolor, y el sufrimiento que existen en este mundo que consideramos nuestro hogar.
Una reflexión de la grandeza de Dios
{Glorificado sea Aquel que creó todas las especies en pares; las que brotan de la tierra, los seres humanos y otras [criaturas] que desconocen} [Corán 36:36]
Crear opuestos como el bien y el mal proviene de la perfección de la Sabiduría de Dios, y es por Su Gracia que las podemos observar. También refleja su Grandeza y Perfección el haber creado la noche y el día, lo dulce y lo salado, el calor y el frío, el dolor y el placer, la muerte y la vida, la enfermedad y la salud. A pesar de que los atributos de Dios son inherentemente perfectos, no verlos manifestados en el mundo nos haría menos capaces de reconocer la Grandeza de nuestro Creador. Si no fuera por la creación misma, reconocer la cualidad de Creador de Dios sería más difícil. Si no fuera porque Dios creó gente que exhibe maldad, reconocer Sus cualidades [de Dios] de Perdón y Clemencia, incluso las de Justicia y Dominio, sería mucho más difícil. Si un rey se limitara a una sola de las acciones que puede realizar, no estaría al tanto de sus propias capacidades, o desconocería el gran beneficio que ellas podrían brindar a otros. En cuanto a Aquel con conocimiento y habilidad perfectos, no se limita a Sí Mismo a un solo tipo de acción, ya que sería una falla en Su soberanía. Es parte de Su habilidad perfecta el poder dar y retener, recompensar y castigar, elevar y degradar, honrar y humillar, empoderar y derrotar, acelerar y demorar, beneficiar y herir. Al mismo tiempo, se debe a Su sabiduría que, dado que los seres humanos no son idénticos, no son tratados de forma idéntica, ya que eso iría en contra de Su justicia perfecta. El Corán está lleno de reprobación a aquellos que equiparan cosas muy distintas (como Dios y el hombre) y aquellos que discriminan entre equivalentes (como el color de la piel); entonces, ¿cómo podría Dios condenar algo como un defecto y luego ser descrito con tal defecto? Al-lah dice: {¿Acaso quienes obran mal piensan que los igualaré, tanto en esta vida como en la otra, con quienes creen y obran rectamente? ¡Qué mal juzgan!”} [Corán 45:21]. Por consiguiente, si se deben manifestar los bellos nombres y atributos de Dios, la lógica demanda que los opuestos existan. De estar ausentes, los atributos de Dios no existirían, lo cual es inconcebible (Ibn Al Qaiem).
El Corán y la Sunna nos suelen recordar que el amor y compasión de Dios por la gente no tienen paralelo y que son tan grandes como Él. En muchos casos, no es otra cosa más que la manifestación del mal lo cual permite que estos Atributos Divinos se manifiesten. Es por eso que las siguientes “sabidurías” no son explicaciones aisladas, sino dimensiones de cómo el amor, la compasión y la bondad de Dios por Sus siervos yacen en el centro de cada cosa buena y mala.
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