El gran esfuerzo de las mujeres y los ancianos durante Ramadán
Los Compañeros, que Al-lah esté complacido con todos ellos, estaban deseosos de permanecer en oración por largo tiempo, a pesar de tener una edad avanzada. De hecho, este asunto nunca les impidió el realizar oraciones largas. Sa’id ibn ‘Amir narró que Asma’ bint ‘Ubaid dijo: “Fuimos donde Abu Raya’ Al ‘Utaridi, y Sa’id dijo: ‘Ellos creían que él había alcanzado la edad de ciento treinta años’. Él dijo: ‘Ellos vienen y me llevan como si fuera una canasta, y me ponen en frente para dirigir a la gente en oración, y yo recito treinta versos’, o creo que dijo: ‘… cuarenta versos cada Rak’ah durante Ramadán’. Además, se ha reportado que Abu Raya’ solía completar la recitación de todo el Corán cada diez días en las oraciones nocturnas durante Ramadán”.
Además de esto, las mujeres en aquel tiempo participaban en igual medida de las oraciones largas durante el mes de Ramadán. Abu Umaiah Az-Zaqafi narró de ‘Arfayah que ‘Ali, que Al-lah esté complacido con él, solía ordenar a las personas rezar las oraciones nocturnas durante Ramadán, y asignaba un Imam para los hombres y otro Imam para las mujeres. Arfayah dijo: “Él me ordenó dirigir a las mujeres (en la oración)”.
La generosidad y el desprendimiento
Fue narrado que Ibn ‘Abbas, que Al-lah esté complacido con él y su padre, dijo: “El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, era la persona más generosa, y solía ser incluso más generoso durante el mes de Ramadán, porque Yibril solía encontrarse con él cada noche del mes hasta que terminaba. El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, recitaba el Corán para él. Cuando Yibril se encontraba con él, él era más generoso en la realización de buenas acciones que los vientos benévolos”. [Bujari y Muslim]
Ibn Rayab, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “Ash-Shafi’i dijo que es mejor para el hombre ser excesivamente generoso durante el bendito mes de Ramadán, siguiente así el ejemplo del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam”.
Además, la gente tiene una gran necesidad de tal generosidad, ya que muchos de ellos están demasiado ocupados con el ayuno y las oraciones para ganar su sustento durante ese mes.
Ibn Omar, que Al-lah esté complacido con él, no tomaba su Iftar (desayuno) si no estaba en compañía de los necesitados. Si alguien venía a él mientras estaba comiendo y pedía algo, él tomaba su parte de la comida y se la daba. Cuando regresaba con su familia, encontraba que ellos se habían comido toda la comida que quedaba en la olla, y así él ayunaba al día siguiente sin haber comido nada la noche anterior.
No comer en exceso
Ibrahim ibn Abi Aiub, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “Muhammad, ibn ‘Amer Al Ghazzi comía sólo dos comidas al día a lo largo de todo el mes de Ramadán”.
Además, Abu Al ‘Abbas Hashim ibn Al Qasim, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “Estaba visitando Al Muhtadi una noche en el mes de Ramadán. Me levanté para irme; sin embargo, él me dijo: ‘Siéntate’. Así que lo hice. Nos dirigió en oración y luego pidió comida. Luego, fue traída una bandeja sobre la que había hogazas de pan y un bote que tenía un poco de sal, aceite y vinagre, y él me invitó a comer. Comí como alguien que espera que se sirva comida cocinada. Y él dijo: ‘¿No estabas ayunando?’ Le dije que sí lo estaba. Entonces él dijo: ‘Come hasta que quedes satisfecho, porque aquí no hay otra comida aparte de la que estás viendo’”.
Quien quiera disfrutar de la oración no debe comer demasiado, ya que comer poco ablanda el corazón, fortalece la habilidad de comprensión, humilla el alma, debilita los deseos y controla la ira.
Muhammad ibn Wasi’ dijo: “Quien coma poco comprenderá y hará que otros comprendan, y será claro y humilde. Comer en exceso hace que la persona caiga y lo aleja de mucho de lo que desea [lograr]”.
Salamah ibn Sa‘id, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “Un hombre será sometido a burlas porque come en exceso, de la misma manera que sería ridiculizado por cometer un pecado”.
Fue narrado que un hombre eructó en la presencia del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, quien respondió: “Evítanos/ahórranos tus eructos, porque aquél que come en exceso en este mundo tendrá hambre por el tiempo más largo en el Día de la Resurrección”. [At-Tirmidhi]