Hombres calificados y virtuosos son la espina dorsal de la prédica, el espíritu del progreso y el punto central de la reforma. Pueden existir innumerables fábricas de armas y municiones, pero si no hay hombres para utilizar las armas que se producen no se realizará la batalla. Puede existir el mejor currículo educacional, pero se necesita de verdaderos hombres para implementarlo y enseñarlo; se pueden crear muchos comités para llevar adelante un proyecto, pero no se logrará nada si no hay hombres devotos en esos comités.
La educación y reforma exitosas solo pueden ser alcanzadas por hombres que la experimentan y la viven, y no solamente leen libros sobre el tema. Solamente hombres con fervor y devoción llevan a cabo los proyectos, sin importar el número de comités de los que puedan ser miembros.
Una generación que posee verdadera hombría y virtud solo puede ser generada a través de la educación y la creencia firme, fuertes valores morales y costumbres fuertemente enraizadas en el Islam. Una generación que crece rodeada de dudas destructivas, inmoralidad, incredulidad y obscenidad nunca descubrirá la verdadera hombría.
El mundo no vio la verdadera hombría en su mejor y definitiva forma excepto en la única generación que fue nutrida por el gran Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, esa generación experimentó un gran temor, no fueron materialistas, no fueron engañados ni seducidos por la tentación, no se intimidaron por amenazas de otros ni fueron orgullosos o arrogantes luego de las victorias, y nunca se rindieron luego de sufrir adversidades.
Un joven entró al palacio de uno de los califas omeyas para hablarle en nombre de su tribu. El Califa dijo: “¡Que venga un hombre viejo a representar a tu tribu!” El joven dijo: “Oh, líder de los creyentes, si el liderazgo fuera a ganarse por virtud de la edad, entonces habrían muchos otros más merecedores que tú del califato”. Estos son los mejores ejemplos de madurez y hombría a pesar de la corta edad, y los musulmanes hemos tenido muchos de esos ejemplos a través de la historia.
Construyendo las cualidades de la hombría en nuestros niños
Los siguientes son algunos de los muchos puntos islámicos que ayudarán al desarrollo de la hombría en la personalidad de un niño:
· Apodos: Llamar al niño “Abu” tal o “Umm” tal, incrementa su sentido de responsabilidad y lo hace sentir más grande. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, solía dar apodos a los niños, como Anas ibn Malik, que Al-lah Esté complacido con él, dijo: “El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, tenía los mejores modales; yo tenía un hermano, quien estaba recién destetado, que era llamado Abu ‘Umair; cuando se encontraba cerca, el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, decía: ‘Oh, Abu ‘Umair, ¿qué fue lo que hizo Nugair?’”
· Llevar al niño a reuniones de adultos también desarrolla la hombría en su personalidad. Esto ayuda a enriquecer su entendimiento y mejorar su forma de pensar. Esta era la práctica de los Compañeros, que Al-lah Esté complacido con todos ellos, quienes solían llevar a sus hijos a las reuniones con el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam.
· Contar a los niños sucesos de la historia, batallas islámicas y victorias heroicas infunde coraje y valentía en ellos, que es uno de los factores más importantes de la hombría. ‘Urwah ibn Az-Zubair dijo: “Az-Zubair ibn Al ‘Awwam (su padre) tuvo dos hijos. Él llevó a uno de ellos a algunas batallas y el otro jugaba con las heridas de la batalla en el hombro de su padre (cuando regresaba)”.
· Enseñar a los niños a respetar a los mayores también desarrolla la hombría en ellos. Abu Hurairah, que Al-lah Esté complacido con él, narró que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Los menores deben saludar a los mayores…”.
· Respetarlos en público. Sahel ibn Sa’d dijo: “Le trajeron una copa al Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, para beber de ella, y a su derecha había un niño y mayores a su izquierda. Luego que él, sallallahu ‘alaihi wa sallam, bebió, dijo al niño: ‘¿Me permites dar esto a los mayores antes que a ti?’”
· Enseñar a los niños deportes como nadar, montar a caballo y disparar. Omar ibn Al Jattab, que Al-lah Esté complacido con él, escribió a Abu ‘Ubaidah ibn Al Yarrah, que Al-lah Esté complacido con él, instruyéndole: “Enseña a tus hijos a nadar”.
· Evitar cosas que los ablanden o que los hagan parecerse a las mujeres, como la música, el baile, usar seda u oro, y cualquier cosa que sea femenina.
· Evitar insultarlos en público, animarlos a ser participativos y hacerlos sentir importantes.
· Saludarlos con el Salam. Anas ibn Malik, que Al-lah Esté complacido con él, dijo: “El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, pasó cerca de un grupo de niños y los saludó con el Salam”. [Muslim]
· Tomar y valorar sus opiniones.
· Darles responsabilidades adecuadas a sus habilidades y edad, y confiarles secretos. Anas ibn Malik, que Al-lah Esté complacido con él, dijo: “El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, vino a mí mientras yo estaba jugando con otros niños y me saludó con el Salam, luego me envió a hacer un mandado, el cual me retrasó de llegar a tiempo donde mi madre. Cuando finalmente llegué a casa, ella preguntó: ‘¿Qué te retrasó?’; le respondí: ‘El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, me envió a hacer un mandado’. Ella preguntó: ‘¿Qué era?’; le respondí: ‘¡Es un secreto!’ Ella dijo: ‘No cuentes los secretos del Profeta a nadie’”. [Muslim]
· Infundir valor en ellos usando medios como el discurso.
· Dar mucha importancia a la castidad y la decencia, restar importancia a la moda, evitar los nuevos estilos de cortes de cabello y “gestos” modernos.
· Mantenerlos alejados de los lujos, la pereza, el descanso innecesario y la ociosidad. Omar ibn Al Jattab, que Al-lah Esté complacido con él, dijo: “Sean fuertes, el lujo no dura para siempre”.
Manténgalos alejados de las reuniones pecaminosas que involucran música y otras prohibiciones, porque esto contradice la hombría y la integridad.
La hombría en el Corán y la Sunnah (Parte 1)