Ocurre a menudo que muchas de nuestras hermanas en el Islam no son debidamente animadas una vez que empiezan a cumplir con los requerimientos del Hiyab. Puede ser que una hermana haya sido obligada a usar el Hiyab sin reflexionar verdaderamente sobre su importancia.
Quizás ella haya alcanzado la edad de la pubertad y sus padres le hayan enseñado a usarlo. Quizás haya aceptado recientemente el Islam y sus compañeras cercanas le hayan hablado sobre esta obligación; o quizás su esposo le haya ordenado usarlo.
Una hermana que no conoce realmente la importancia del Hiyab siempre estará envidiosa de las mujeres incrédulas. ¿Por qué? Porque ella observa a esas mujeres desencaminadas intentando embellecerse para que todos las vean. Entonces, la mujer musulmana se compara con esas mujeres, lo cual causa que se sienta avergonzada de su propio Hiyab.
Es así que lo que veremos a continuación es un recordatorio para nuestras hermanas en el Islam. Es un recordatorio del verdadero estatus de esas supuestas mujeres hermosas. Es un recordatorio de la excelencia de la mujer que usa el Hiyab.
Las excelentes cualidades de quienes usan el Hiyab
Es bien sabido que la mujer musulmana es una persona modesta. Al-lah Ama que nuestras mujeres musulmanas estén protegidas con sus Hiyabs. Esta es su protección externa de la decadencia de esta vida. El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Al-lah Es modesto y está cubierto. Él Ama la modestia y la privacidad”. [Abu Dawud, An-Nasa’i, Bujari, Ahmad]
Por tanto, ya que la modestia es una cualidad amada por Al-lah, nuestras hermanas deben conformarse con saber que ellas son modestas y que no son como aquellas mujeres que se exhiben a sí mismas ante el mundo. Tales mujeres no estarán protegidas de la ira de Al-lah. El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Toda mujer que se quita la ropa en otro lugar que no sea la casa de su esposo, ha roto el escudo de Al-lah sobre ella”. [Abu Dawud y At-Tirmidhi)
Por lo tanto, vemos que el Hiyab de la mujer musulmana es de hecho parte de su modestia. La modestia acompaña a la fe (Iman). Es por eso que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “La modestia es parte del Iman y el Iman está en el Paraíso”. [At-Tirmidhi] También: “La modestia y el Iman son compañeros, cuando la una se va, la otra también se va”. [Al Hakim y otros]
Por lo tanto, vemos que el Hiyab de la mujer musulmana es de hecho parte de su modestia. La modestia acompaña a la fe (Iman). Es por eso que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “La modestia es parte del Iman y el Iman está en el Paraíso”. [At-Tirmidhi] También: “La modestia y el Iman son compañeros, cuando la una se va, la otra también se va”. [Al Hakim y otros]
Las mujeres musulmanas deben saber que las incrédulas que se embellecen para que el mundo las vea, no poseen ninguna modestia; por eso, ellas están desprovistas de toda fe. En vez de mirar los últimos modelos de moda para seguirlos, debemos mirar a las esposas del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam.
Observemos la modestia que poseía nuestra madre ‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, incluso en presencia de los difuntos; ella dijo: “Yo solía entrar al cuarto donde el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y mi padre (Abu Baker), que Al-lah Esté complacido con él, estaban enterrados, sin cubrirme, diciendo ‘es solo mi esposo y mi padre’. Pero cuando ‘Umar Ibn Al Jattab, que Al-lah Esté complacido con él, fue después enterrado (en el mismo lugar), yo no entraba a la habitación si no testaba cubierta por vergüenza de ‘Umar”.
Puede ser muy difícil para la mujer musulmana salir usando el Hiyab en una sociedad que se burla de ella y la atormenta. De hecho, ella puede sentirse extraña y fuera de lugar. Sin embargo, si ella conoce el estatus de aquellos que son objeto de las burlas de los incrédulos, entonces ella continuaría usando su Hiyab con dignidad.
Dice Al-la en Su Libro (lo que se interpreta en español): {Ciertamente los pecadores se ríen de los creyentes. Cuando pasan junto a ellos se hacen señas [desdeñándolos]. Y regresan a sus hogares satisfechos [por lo que hicieron]. Cuando les ven dicen: Por cierto que estáis descarriados. Pero a [los incrédulos] no les compete juzgar a los creyentes. Y el Día del Juicio los creyentes serán quienes se rían de los incrédulos. Estarán reclinados sobre lechos, contemplando los placeres que Al-lah les tenía reservado. Y los incrédulos serán castigados [por haberse burlado de los creyentes]. } [Corán 83:29-36]
Las Palabras de Al-lah deben servir de soporte para las hermanas musulmanas. Además, deben estar satisfechas de ser extrañas entre esas mujeres lujuriosas y pecadoras. El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “El Islam comenzó como algo extraño y volverá a (su antigua posición de) ser extraño, así que las buenas noticias son para los extraños”. [Muslim]
Las Palabras de Al-lah deben servir de soporte para las hermanas musulmanas. Además, deben estar satisfechas de ser extrañas entre esas mujeres lujuriosas y pecadoras. El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “El Islam comenzó como algo extraño y volverá a (su antigua posición de) ser extraño, así que las buenas noticias son para los extraños”. [Muslim]
Las características de las mujeres expuestas
En vez de usar el Hiyab (cubrirse), las mujeres incrédulas se exponen, haciendo una deslumbrante exhibición de sí mismas para los demás. Tal exhibición es un atributo de la ignorancia. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Y mejor permaneced en vuestras casas, [pero si salís] no os engalanéis como lo hacían [inadecuadamente] las mujeres de la época pre-islámica…} [Corán 33:33]
El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Las mejores de vuestras mujeres son las afectuosas, fértiles, consoladoras y complacientes, si temen a Al-lah. Las más malas de vuestras mujeres son aquellas que se exponen y se exhiben a sí mismas y aquellas que presumen (para mostrarse), ellas son las hipócritas. Aquellas que entren al Yannah (al Paraíso) son como el cuervo de pico rojo”. [Al Baihaqi] La analogía con el cuervo de pico rojo es para mostrar que aquellas que entren al Paraíso serán tan raras como lo es esta clase de cuervos.
Podemos ver del verso y el hadiz antes citados, que el exhibirse está prohibido. Además, esta es una cualidad de las más malas mujeres. Por lo tanto, no se debe tener envidia de las mujeres incrédulas. Ellas solo tienen esta vida para disfrutar, mientras que las mujeres creyentes tendrán el Paraíso. No existe nada en el Hiyab de lo cual avergonzarse, ya que esta es la vestimenta de virtuosas y piadosas mujeres adoradoras de Al-lah.
Para poder mostrarles cuán malvadas son realmente estas mujeres que se exhiben, reflexionemos sobre las siguientes palabras del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam: “De la gente del Infierno existen dos (tipos) a los que nunca he visto, el uno poseen látigos como la cola de un buey y azotan a las personas con ellos. El segundo, son mujeres que estarán desnudas a pesar de que estar vestidas, quienes están seducidas (por el mal camino) y seducen a otros. Sus cabellos son altos como las jorobas del camello. Estas mujeres no entrarán al Paraíso, ni siquiera sentirán su fragancia, a pesar de que su fragancia puede sentirse desde tal y tal distancia”. [Muslim]
Estas mujeres que se exhiben son comunes entre nosotros hoy en día. Miremos a nuestro alrededor y veremos a esas mujeres que están vestidas pero desnudas. Observemos los estilos de peinados de las mujeres que se exhiben, ¿acaso no son como las jorobas de los camellos?
Estas mujeres que se exhiben son comunes entre nosotros hoy en día. Miremos a nuestro alrededor y veremos a esas mujeres que están vestidas pero desnudas. Observemos los estilos de peinados de las mujeres que se exhiben, ¿acaso no son como las jorobas de los camellos?
Si observamos fotografías tomadas hace treinta o cincuenta años atrás, veremos que las mujeres incrédulas no se exponían de la forma que sus descendientes lo hacen en la actualidad. ¡Estas mujeres son de la gente del Infierno! Entonces, ¿cómo se puede envidiarlas?
Estas mujeres lascivas ni siquiera olerán la fragancia del Paraíso, por tanto nuestras mujeres deben evitar su camino.
Otra lección del hadiz antes mencionado es que confirma que lo que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, trajo es ciertamente la verdad. Esta es una profecía que se ha cumplido en frente de nuestros propios ojos. Entonces, ¿continuaremos envidiando a esas malas mujeres o estaremos agradecidas con nuestro Señor por el Hiyab, que trae modestia y lleva al Paraíso?
Para resumir, la mujer musulmana debe abandonar todos los caminos de las mujeres que se exhiben y seguir el camino de aquellas que son modestas debido a su amor y práctica del apropiado Hiyab Islámico.