Los árabes seguían practicando algunos de los ritos que heredaron de la religión de Ibraaheem (Abraham), la paz sea con él. Aunque ellos realizaban actos de politeísmo, se adherían a algunos asuntos correctos que se transmitieron de generación en generación.
Algunos árabes se adherían a estos asuntos más que los demás. Dicho de otro modo; un grupo de ellos aún sentía aversión y rechazo hacia el politeísmo, la adoración a los ídolos, comer carroña, enterrar a las niñas recién nacidas, y las otras costumbres que ninguna religión aceptó.
Waraqah ibn Nawfal, Zayd ibn Nufayl y el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, (antes de su profecía) pertenecían a este grupo. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, se distinguía de los otros por aislarse de la gente para adorar y reflexionar en la cueva de Hira’. Las siguientes líneas nos contarán la historia de esta cueva.
Desde muy joven, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, contemplaba los ritos absurdos y las ilusiones falsas en las cuales su gente creía. Él, no aceptaba estas adoraciones e ilusiones, ya que Allah le Otorgó una protección y custodia que ningún otro ser humano tenía; y por eso, su naturaleza innata quedó pura y rechazaba todas las cosas que la contradecían. Esta naturaleza animó al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, a aislarse de su gente y de los dioses que se adoraban aparte de Allah.
Así, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, se aislaba de su gente, excepto en el caso de ayudar a los débiles, auxiliar a los oprimidos, acoger a los huéspedes, y mantener los lazos familiares. El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, iba a la cueva de Hira’ llevando su comida, pues se registró en los dos Sahih [Al Bujari y Muslim] que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, dijo: "permanecí en Hira’ por un mes".
Hira’ es una pequeña cueva situada en la montaña de An-Nur, a una distancia de dos millas de la Meca. No se ven alrededor de esta cueva sino unas montañas grandes y un cielo azul que animan a contemplar y reflexionar.
El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, permanecía en Hira’ por muchos días y noches adorando a Allah y contemplando las escenas de la naturaleza. Él no creía en la religión de su gente, pero tampoco conocía ni un camino claro ni un método determinado para seguir. Su permanencia en la cueva de Hira‘ era más larga en el mes de ramadán, pues dejaba a la madre de los creyentes Jadiyah, que Allah esté complacido con ella, y se aislaba en esta cueva para contemplar la naturaleza y aproximarse a Allah, Glorificado Sea.
No ha sido registrada ninguna narración acerca de la manera de la cual el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, adoraba a Allah en esta cueva. Pues su propósito era alejarse del politeísmo de su gente y meditar sobre el dominio divino de los cielos y la tierra.
El aislamiento en esta cueva era uno de los medios que Allah Predestinó para preparar al Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, para la gran misión que realizaría, la de comunicar el Mensaje de Allah a toda la gente. Desde aquí, Allah Predestinó que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, recibiera la revelación por primera vez en esta cueva.
Esta cueva lleva el recuerdo de una de las fases de esta nación musulmana; la llegada de la misión Proféticay su etapa previa. Sin embargo, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, no la visitaba después que empezó la Daw‘ah, y tampoco los Compañeros, que Allah esté complacido con ellos, la visitaban ni ascendían a ella. Por consecuencia de esto,no es recomendable ni visitarla repetidamente, ni orar en ella como hace la gente hoy en día.